jueves, 6 de marzo de 2014

Remedios Caseros

Dos mil y pico de kilómetros y algunos meses, se mantuvieron en el stand by clásico de la cuenta de wspp. Esos contactos que agregás y luego no recordás en el más mínimo detalle.
Pero el día en que llegó a la zona, mandó mensaje; ya había llegado y quería cuanto antes verme.

Al día siguiente era el posible encuentro. Y así fue. El aviso llegó por el wspp y sólo cuando se había perdido con el auto para ver dónde debía ir, le escuché la voz. No prometía sobresaltos, así es que vamos con ello!

Fue un café, una charla, 3 cigarrillos y el sexo. Relajado, sereno, altas en donde debían
estar y ese éxtasis que le llega rápido a los hombres como él.

Casado, dos hijos  y 44 años esperando asomarse de vez en cuando a su vida real pero prestada.

martes, 4 de marzo de 2014

Los sí, los no y lo q tendría que ser y no es

Primero fue el enterarse que a meses de salir y jurarse amor eterno, el ex aún no sabía de mi existencia..."no se lo digo porque no lo quiero lastimar". Mal, mal maaaaaal.
Luego vino saber que seguía concurriendo a ese club de osos, lleno de gente que sólo encuentra su identidad en la compañía de otros y  sólo si hay sexo de por medio. Pésimo, péeeeesimo!

Ahí comenzó el maltrato. Intentar comprender su historia de vida, su devenir, sus carencias y comenzar a justificar sus faltas. Darle tiempo, explicarle una y mil veces cómo eran las cosas. Preguntarle qué es lo que quería y lo que no....y siempre con esas frases de dualidad exasperante. Y seguir con él porque comenzabas a dudar de lo que vos mismo deseabas. Porque quizá lo quisieras sólo e irremediablemente a él. Porque en algún momento se diera cuenta.

Con intervalos de ciertos meses entre una escaramuza y otra, le exponía mi malestar, le pedía cambios en esas costumbres o que me aclarara de qué la íbamos. Y siempre envolviéndome y yo cediendo con la amargura en la boca.

Comenzó a olvidarse de mí, pero daba  pinceladas de ternura de vez en cuando, y eso me dejaba tranquilo por un tiempo. Todo marchaba bien, había un gran futuro juntos.

Pero una noche cualquiera, previa a su partida matinal, me encuentro esas malditas ladillas anidando en mi ingle. Increparlo y negarlo con una tranquilidad cínica.
Una semana tardó en confesar que se había encamado con un tipo 12 años mayor que yo, que no había significado nada pero que la culpa era mía, porque lo dejaba estar solo....

Una semana más tarde lo esperé dentro del auto en la estación de trenes y me dije "qué estoy esperando que pase además de todo lo que ya pasó?"
Al día siguiente se terminó todo en forma dramática, con domingo, con lluvia y portazo de él.

El disgusto, el dolor me enfermó por una semana de fiebre que no bajaba y quedarme completamente ronco.
Cuando todo parecía comenzar a  recomponerse, regresó.
Diciembre y las putas fiestas y ese sentimiento de que todo puede mejorar.

Volvimos a vernos, a sentirnos, a no prometerse más que tiempo para que todo sanara y volviéramos a saber qué es lo que queríamos.
Su madre empeoró en pocas semanas y como suele suceder, todos desaparecieron de su lado. Su ex, su mejor amiga y no hablar de ese grupete de osos tan entrañable para él.
Pero estuve yo para salvarla de la zozobra emocional de él y de su hermano. Lloré rememorando  fotos de un futuro que espero no vivir; preparé la ropa para vestirla y llevarla a un asilo en donde en verdad la asistieran. Y allá fuimos y presté el pecho para que llorara por hacerse hombre.

Esa noche habló de un Nosotros, de saber que quería estar conmigo ese y todos los días de su vida, de no haber persona más importante, que nunca se iba a perdonar el haberme hecho todas las cosas malas que me produjeron tanto daño.

Pero pasaron los días y me pidió que lo dejara irse de vacaciones para poder pensar, organizar su cabeza "porque no le daba más" y al volver, decidir qué quería hacer.
"No se cómo volveré, quizá la cabeza me cambió y quiero otra cosa".
Un mes de vacaciones, comenzando por una semana en un crucero gay zarpando desde Miami...

Me escribió al día siguiente de llegar, dos veces. Una para decirme que había llegado bien y que no llorara, porque él sabía que volvería a mí. El segundo, para decirme que no me escribía más extenso porque no quería llorar. Que en un rato se embarcaba. Que me abrazaba fuerte.

Escuché el otro día una frase: "El amor siempre termina de la misma forma: con lágrimas y un viaje".

Pena da que teniendo las lágrimas, no haya tenido el pasaje en la mano pero para un destino más....digno.






viernes, 17 de febrero de 2012

Las prohibidas primeras preguntas.

Todo el mundo indica que no hay que hacerlo, que por todos los medios hay que evitar preguntar e inclusive, retrasar el momento en que se comienzan a hacer esas "investigaciones"...será que me gusta la historia y que no puedo escapar al análisis de patrones de conducta en las personas; pero
ESTÁ TAN PROHIBIDO PREGUNTAR A TU NUEVA RELACIÓN SOBRE SU PASADO SENTIMENTAL?


El Sr. C es medio reacio a contar sus devenires; si bien no se niega, sí se refugia en la reserva como valor de su personalidad. Que él no tiene ningún problema en contarme todo, pero todo lo que se refiera a él mismo...o sea nada; ya que si el tema es narrarme tu pasado amoroso, necesariamente tendrás que hacer mención a terceros.

Ahora, hablando de mi propio pasado, todo indica que esa sapiencia sobre las pompas y circunstancias remotas de mis ex, ha sido útil para desentrañar e inclusive anticiparse, a ciertas reaccciones o conductas.
No siempre las utilicé a tiempo; bien sabemos que el amor es ciego y estúpido y que generalmente elegimos no creer que algo malo esté por suceder y menos viniendo de él.
El Sr. C tiene un pasado corto, muy corto, de poco más de 7 años, de los cuales 5 estuvo en pareja con un tipo más grande  que él y con ideas bastante retorcidas -hasta ahora detectado-. Luego vino el desengaño total y el lanzarse a la vida gay con el esfuerzo extra de aprender cómo es eso al unísono de rearmarse luego de una relación que culminaba estrepitosamente.

El haberse asumido de grande, con 35 años, presenta ya de por sí un océano de incógnitas de cómo hizo para AGUANTARSE; se le suma que es muy "hijo de mamá" aunque no le veo en eso los típicos pecados que eso conlleva...por lo demás, es alguien profundamente afectuoso, tierno, leal, compañero. Lo encuentro con un nivel de inocencia en muchas cosas, que es casi increible. Pareciera no estar profundamente lastimado, no viene con un feedback demasiado tortuoso; es casi virgen en los sinsabores de las relaciones.

Entonces, será que uno es el "cascoteado" y que ya duda de hasta lo que es cristalino? O acaso dí con el último inocente príncipe azul que existía en la comarca?

Se recomienda que uno no hable de sus antiguas historias hasta bien pasados los primeros encuentros; pero es algo que no puedo evitar. Ya en la primera, pregunto indefectiblemente: "hace cuánto que andás "suelto"?. El que haga mucho que no está en una relación puede ser indicativo que a) es un tipo de lo más jorobado para llevar una relación o b) le gusta tanto la joda que prefiere seguir de cama en cama en cada ocasión que se le presenta.
Contrariamente, cuando el plazo es de pocos meses, ya sabés que estás siendo utilizado de clavo que saca a otro clavo...y que lógicamente, no será muy auspicioso andar haciédole de hombro para llorar y por tal, ocupar un papel secundario ya que los protagonistas son él y el ex.

Siempre hay excepciones a todas las reglas, pero definitivamente, encuentro cierta seguridad en aquel que está en el excelso punto medio. Ese que hace no más de dos años que está solo y que te cuenta lo que le pasó por la cabeza -y por el corazón- en esos dos años de búsqueda...consigo mismo y con un otro aún no especificado.

No me gusta San Valentín y sus comerciales y foráneas prácticas; pero no pude escapar a quedar anonadado al encontrar un oso y una tarjeta sublime ( el beso de Klimt ) en la tranquera del parque. Escondido entre los árboles, estaba el Sr. C que como príncipe azul que parece ser, venía a reclamar sus besos.
A la mañana siguiente lo llevé a tomar el charter para que regresara a Buenos Aires. Tenerlo de copiloto en el auto por ese breve trayecto, me colmó de esas cosas que siempre me conquistan: confianza, gentileza, ternura, seguridad y aunque esté devaluada, la cotidianeidad de saber que se está comenzando a caminar juntos.

viernes, 10 de febrero de 2012

Sueños rotos

Sir Arthur Conan Doyle se debe estar cagaaaaando de la risa de mí....the Zunga's Family retornó al chateau....joder y yo que ya pensaba en qué me pondría cuando la Reina me nombrara caballero.

Ahora, se apareció con un sombrerete nuevo que lo único que te arranca del pecho decir es: en verdad este hombre, no tiene sentido alguno del ridículo.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Un misterioso asesinato en...

Tanto el Sr. Luis R. como si mujer Rosa y sus dos hijas, Belén y Carla; habían caído igualmente mal en el pequeño poblado. Pocas simpatías y muchos comentarios socarrones dichos en las confianzas de cocinas y salas. Ordinarios, vulgares, fanfarrones, ventajeros y sobre todo, con un molesto grado de extroversión; no eran bienvenidos entre esas gentes en que el chusmerío era deporte y que para tal despliegue se requería la simulada discresión. La prepotencia de los modos de todo el grupo familiar, en resumen, no los habían hecho populares ni queribles.
Luis R. dijo ser un policía de alto grado, retirado, que venía de la lejana Provincia de Tierra del Fuego junto con su mujer. Sus hijas estaban cercanas a recibirse de profesiones ignotas, por lo que estudiaban en la capital. No se explicaba entonces el recalar de la pareja en pueblo tan distante, sin referencias familiares ni amistades en la zona. "Un amigo dijo que viniera acá, que nadie te encuentra" soltó una vez en su atolondrada verborragia.
El personaje había referido ser un fanático de las motos y por tal, integraba un numeroso grupo de motoqueros que se reunían de vez en cuando, en puntos muy distantes del país.

Es así como aparecieron esos dos hombres aquel atardecer de domingo montados en sus dos motos enduro. Contrariamente a sus explosiones de gritos bullangueros y risotadas; el encuentro fue silencioso. Sentados los tres en la galería trasera de su casa, murmurando, serios y concentrados.

Los visitantes durmieron en la pequeña casa junto a la familia. Por la mañana, desde temprano, todos abandonaron la propiedad, dejando las dos motos en la parte trasera. No regresaron en toda la jornada.
La tormenta de la noche del lunes fue realmente furiosa, voráz en su destrucción de hermano menor del tornado. Tiró árboles, postes de alumbrado eléctrico y arrancó techos. La galería de la casa fue destrozada, partiendo los tirantes, arrancando la techumbre.
Las motos quedaron abandonadas junto a los pedazos del desastre. Al amanecer la población se puso en marcha para reparar los daños en sus propiedades; pero en la casa del Sr. R no hubo movimientos de ningún tipo.
Extrañaba tanta quietud cuando media casa se había visto afectada. A las 3 de la tarde, cuando el pueblo dormía la siesta estival, uno de los motoqueros -el pelado de profunda palidéz- llegó y se dirigió a la puerta trasera; apurado abrió la puerta con un juego de llaves y entró por dos minutos. Sacó un casco y cerró apresuradamente la puerta mientras miraba de soslayo el estado aparente de las motos.
Luego, desapareció.
A la medianoche, la casa seguía a oscuras.

Un ajuste de cuentas de la mafia al policía retirado? Por qué el Sr. R tenía necesidad de "no ser encontrado"? Por qué vivir en éste pueblo? En caso de haber tenido el grupo, un accidente por la tormenta, el motoquero pelado no debría haber sacado ropa y objetos de higiene para los hospitalizados? Por qué sacar el casco cuando no se llevó la moto? Acaso necesitaba evitar que encontraran sus huellas? Si el pelado es el responsable de la desaparición/homicidio; una excelente coartada sería regresar a su ciudad de origen, denunciar el robo de su moto, con la seguridad de encontrarse su casco y las huellas digitales en su poder. Habrá matado a los cuatro y al segundo motoquero o serían los visitantes autores y cómplices?

Como sea, al igual que en la película de Woody Allen, me encuentro completamente intrigado con el episodio. Mr. Zunga ha desaparecido...

miércoles, 1 de febrero de 2012

Simon, Simon...


Mi nóvel quiénsabeestavez, me habló de lo vigente que sigue siendo Duran Duran y las cosas que ha sacado al mercado desde los 90...
Reviví entonces algo que estaba olvidado; el haberme llevado por delante a Simon Le Bon -el cantante- en la visita que hizo a Buenos Aires en esa década.
Salía del cine y venía comentando la película con una amiga, cuando de repente, choqué abruptamente con el mencionado...tan alto ( o yo tan bajo), estaba acompañado de una rubia que rajaba la tierra, y yo que me excusé en inglés al reconocerlo. Sonrió.
Agradezco no ser cholulo...eso de desbarrancar ante la visión o contacto con alguien famoso o conocido por el gran público, me habría generado más de un papelón público. Será por eso que he tenido oportunidad de conocer algunos, verlos o inclusive conversar? Una suerte de aggionarmiento de esa frase que dice "la suerte de la fea, la linda la desea"?
Lady Di, la cantante de ópera Terentieva, la Reina Sofía...y otros locales, bastantes. Diseñadores principalmente...ah, sí, y el levante tres veces frustrado del bailarín Julio Bocca hacia mí...
Definitivamente creo que no hace mella alguna este tipo de anécdotas a la personalidad ya formada; pero sí entiendo que hace la vida algo más interesante, al saberse que en verdad uno ha sido testigo vivo de lo que pasaba.
El video subido me sorprendió. Fue volver al glam y el lujo de final del siglo...eramos todos tan drespreocupados, tan jovenes, tan....

martes, 10 de enero de 2012

Visita al jardín del bien y del mal

A los ocho años decidí qué estudiaría, a qué aspiraría y cómo sería mi vida, inclusive mi vejéz por más freak que esto parezca a esa edad. Quise ser abogado e integrar el Cuerpo Diplomático. En base a ello me dediqué a leer mucho, de todo y mucho, estudiar; observar y aprender de ello, recapacitar. Todo fuese por alcanzar esos objetivos marcados de antemano. A los once años ya hablaba francés, sabía de historia argentina y europea, leía clásicos...y también era un chico como otros, sólo que con brújula.

A los 22 años me casé con la peor de todas. Enamorado lo hice y quebrado me separé al año, en medio de engaños ajenos y abusos incomprensibles. Luego, cuando toda esa zozobra decantó, logré ver quién era y encontré el valor para reconocerlo en el fuero interior.

 A los 24 me recibí y emprendí una escalada de muchísimo esfuerzo. Entré a trabajar en un Estudio Jurídico que prestaba servicios a los bancos privados. En una primera instancia trabajé sólo por 4 horas. De ser un simple colaborador, a los 25 era jefe del departamento de Negociación Extrajudicial, 35 personas más 2 coordinadoras y 2 secretarias ejecutivas a mi cargo. El orgullo que te da la independencia la pagué con creces pero gustoso. Nada podía contra mí, era implacable desde mi lugar. Jugaba el todo por el todo, quién tenía derecho a decirme algo luego de haberme fogueado tan temprano con el corazón partido?

Llegó la crisis económica de Diciembre de 2001. Recuerdo que el ataque inesperado a los ahorros privados de los ciudadanos, por decreto presidencial, me hizo tambalear en mis creencias profesionales. Nada explicaba cómo desaparecía de un plumazo la propiedad privada, base de toda Democracia. Y lo peor, estar trabajando justo del lado de los que se la llevaban...
Me sentía tan responsable y culpable, que desde el lugar que ocupaba, intenté por todos los medios de ayudar a toda la gente que pude. Bien sabía yo el parné que los bancos se estaban fagocitando sin que les temblase el pulso. En esos meses vi escenas desgarradoras, desesperadas y absurdas. Con 14 horas de trabajo diario, sin detenerse siquiera a comer, durmiendo sobresaltado;  mi cuerpo dio un primer aviso y un buen día caí redondo al piso. Epilepsia. Grado mínimo pero epilepsia al fin y debido al stress que en esos años de juventud, es letal.
Recuperado y con una cicatríz en la ceja, volví al ruedo.
Pasada la tormenta inicial, comencé a notar que en verdad no estaba lo suficientemente bien valorado en ese Estudio a pesar de que para aquella época, literalmente manejaba todo. La titular del Despacho se limitaba a ir los viernes a retirar de las cajas, parte de las ganacias.
Y me cansé y renuncié y una de las coordinadoras conmigo. Tres horas y media duró la entrevista; pero satisfecho pude ver cómo esa mujer lloraba pidiendo que no me fuese. El Estudio tal y como lo dejé duró dos meses. Perdió el principal cliente, y a partir de ahí fue una lenta caída.

Dos días después recibo un llamado en mi casa; el segundo Estudio más grande de Buenos Aires se había enterado de mi renuncia por intermedio del Directorio del BBVA Banco Francés y quería contarme dentro de su staff de abogados. Creaban el cargo para mí, despacho con luz natural (sí, es todo un logro contar con eso en el centro finaciero porteño) y abogados bastante más grandes que yo a cargo. Recuerdo que lo acepté por ego, para agregarlo a mi Resumé...pero 4 meses más tarde me convencí que cada día que pasaba me sentía menos abogado. En unos meses más cumplía 28 y no quería despertarme a los 32 sin aguantar ni un día más esa locura y sin saber lo que realmente era batallar en la calle.

Comencé a trabajar en casa, con un sólo cliente primero y con los meses, se fueron sumando. El segundo año fue fatal, pero lo fui superando. Para el tercero, me cayó un caso de un argentino residente en Australia que debía cobrar una herencia muy complicada. Habían pasado 5 años y 5 Estudios distintos y el caso seguía en la nada. La pelea era contra el Banco de la Nación Argentina y la Gendarmería Nacional. Esos gigantes por un lado y yo, con mi computadora de escritorio en casa. En tres meses torcí de tal manera el brazo que resolví el caso. Años más tarde recordé la epopeya cuando con tres cartas documento vencí a American Express en un juicio laboral en que no tenía nada más que la certeza de que a mi cliente lo querían reventar.

Para hacerle un favor a un amigo de mi viejo, acepté ingresar a trabajar para el Estado Nacional.  Al tercer día de haber ingresado, tuve la MALA suerte de descubrir una estafa procesal millonaria que estaba llevando a cabo un abogado contra el organismo desde hacía 5 años. Nuevamente a la palestra, con la mirada sobre la nuca. Con 30 años jefe del área de juicios ordinarios de todo un organismo, más de 40 delegaciones, oficinas y puentes fronterizos. Y ni una persona que me ayudara. Lo reclamé pero ese fue mi "castigo" por haber trabajado a conciencia. Conmigo al frente, el organismo alcanzó un extraño record; haber ganado juicios ya que siempre resultaba vencido. Resulté ser molesto para la corrupción y me arrinconaron de tal modo que comencé a ser perseguido laboralmente. Lo que en derecho se llama acoso laboral o mobbing.
Este año cumpliré 12 años de profesión y he perdido en un sólo caso. Un logro, no?


En marzo de 2011 con 35 años mi cuerpo puso punto final a todo el stress generado y acumulado. Crisis de angustia, ataques de pánico, taquicardia, mareos, náuseas, llanto...nunca vi tan cerca el final. Pudo haber sido un infarto o  un derrame cerebral que me dejara babeando estupideces. 
                                                  pero....Y TODO PARA QUÉ?

Esos obejtivos autoimpuestos de la infacia los logré comenzar a ver y vivir, y puedo asegurar que nunca me sentí tan solo e infelíz como en esa época. Cuando la insatisfacción sólo la podía amedrentar comprando compulsivamente, llenando el placard de nada. La agenda de nadie. Darme cuenta que tanto había corrido que lo que pensaba alcanzar a los 60 años, ya lo tenía a los 30.

La licencia que tuve que tomar me llenó de algo casi impensado: tiempo. Tuve que pasar meses para sacar todo eso de adentro, en cuotas de lágrimas, de hartazgo, de furia, de sinsentidos, y mucha muchísima ira y decepción con el todo.

Una mañana cualquiera, comencé a presentir el entorno que me rodeaba, a sentir mi yo, mi cuerpo, mi mente. Disfruté el momento, lejos de todo, cerca del cielo, de la brisa que me venía de los árboles, del pájaro que cantaba cerca de la mesa del desayuno. Sin trajes ingleses, sin corbatas ni zapatos cocidos a mano, sin el ceño fruncido y la mirada nublada.
No vi las expectativas a futuro, eso vendría luego. Pero sentí la paz, la calma que había perdido entre tantas calles y gentes.
Miré hacia atrás, aquilaté las experiencias e hice el contraste; y comencé a ser felíz.