miércoles, 8 de febrero de 2012

Un misterioso asesinato en...

Tanto el Sr. Luis R. como si mujer Rosa y sus dos hijas, Belén y Carla; habían caído igualmente mal en el pequeño poblado. Pocas simpatías y muchos comentarios socarrones dichos en las confianzas de cocinas y salas. Ordinarios, vulgares, fanfarrones, ventajeros y sobre todo, con un molesto grado de extroversión; no eran bienvenidos entre esas gentes en que el chusmerío era deporte y que para tal despliegue se requería la simulada discresión. La prepotencia de los modos de todo el grupo familiar, en resumen, no los habían hecho populares ni queribles.
Luis R. dijo ser un policía de alto grado, retirado, que venía de la lejana Provincia de Tierra del Fuego junto con su mujer. Sus hijas estaban cercanas a recibirse de profesiones ignotas, por lo que estudiaban en la capital. No se explicaba entonces el recalar de la pareja en pueblo tan distante, sin referencias familiares ni amistades en la zona. "Un amigo dijo que viniera acá, que nadie te encuentra" soltó una vez en su atolondrada verborragia.
El personaje había referido ser un fanático de las motos y por tal, integraba un numeroso grupo de motoqueros que se reunían de vez en cuando, en puntos muy distantes del país.

Es así como aparecieron esos dos hombres aquel atardecer de domingo montados en sus dos motos enduro. Contrariamente a sus explosiones de gritos bullangueros y risotadas; el encuentro fue silencioso. Sentados los tres en la galería trasera de su casa, murmurando, serios y concentrados.

Los visitantes durmieron en la pequeña casa junto a la familia. Por la mañana, desde temprano, todos abandonaron la propiedad, dejando las dos motos en la parte trasera. No regresaron en toda la jornada.
La tormenta de la noche del lunes fue realmente furiosa, voráz en su destrucción de hermano menor del tornado. Tiró árboles, postes de alumbrado eléctrico y arrancó techos. La galería de la casa fue destrozada, partiendo los tirantes, arrancando la techumbre.
Las motos quedaron abandonadas junto a los pedazos del desastre. Al amanecer la población se puso en marcha para reparar los daños en sus propiedades; pero en la casa del Sr. R no hubo movimientos de ningún tipo.
Extrañaba tanta quietud cuando media casa se había visto afectada. A las 3 de la tarde, cuando el pueblo dormía la siesta estival, uno de los motoqueros -el pelado de profunda palidéz- llegó y se dirigió a la puerta trasera; apurado abrió la puerta con un juego de llaves y entró por dos minutos. Sacó un casco y cerró apresuradamente la puerta mientras miraba de soslayo el estado aparente de las motos.
Luego, desapareció.
A la medianoche, la casa seguía a oscuras.

Un ajuste de cuentas de la mafia al policía retirado? Por qué el Sr. R tenía necesidad de "no ser encontrado"? Por qué vivir en éste pueblo? En caso de haber tenido el grupo, un accidente por la tormenta, el motoquero pelado no debría haber sacado ropa y objetos de higiene para los hospitalizados? Por qué sacar el casco cuando no se llevó la moto? Acaso necesitaba evitar que encontraran sus huellas? Si el pelado es el responsable de la desaparición/homicidio; una excelente coartada sería regresar a su ciudad de origen, denunciar el robo de su moto, con la seguridad de encontrarse su casco y las huellas digitales en su poder. Habrá matado a los cuatro y al segundo motoquero o serían los visitantes autores y cómplices?

Como sea, al igual que en la película de Woody Allen, me encuentro completamente intrigado con el episodio. Mr. Zunga ha desaparecido...

4 comentarios:

Argax dijo...

No será que en el fondo, en tu día a día, este señor ha entrado a formar tanto del paisaje que ahora que no está resulta que te falta algo de la costumbre hermosa que habías construido.

Sea como sea, el caso está lleno de incógnitas...

Besaco

Duc de Charlus dijo...

Este señor, como bien decís mon cher Argax, definitivamente ha entrado a formar parte de mi vida por el simple hecho de vivir a metros de mi lugarcete en el mundo...ahora, de ahí a que esa costumbre de verlo sea hermosa, sólo basta una foto del engendro para que declares a grito pelado que jamás puede considerarse "hermoso"...ni para modelo de Buda sirve!!!
No, esto se llama estar al pedo en casa mi querido, y te lo digo en francés para no romper la estructura tan lucida de tu mensaje. Pero en verdad, me siento Woody Allen en Un misterioso asesinato en Manhattan!!!
Ya pasó otro día y Zunga no ha regresadoooooo!!!! Wowwww
Besos escabrosos

Alforte dijo...

¿Quién no ha fantaseado cuando se rompe la rutina vecinal?
Bsote incógnito.

Duc de Charlus dijo...

Claro!!! Gracias Alforte querido; en verdad estuve de lo más entetenido con la desaparición masiva (porque éstos, de masa, no se privan...)
Beso incógnito respondido!