miércoles, 9 de noviembre de 2011

Diálogos de ventana

El perro de color verde y el perro que se rie, la señora de bastón que hace la compra todos los días; el señor que camina; Monsieur Ospil; Mr. Zunga y su horrorosa mujer; el gauchito alambrador que vive en la esquina; el policía de 25 años abandonado por la mujer a un mes de su casamiento; los dos chicos "de Buenos Aires"; la dueña de uno de los diarios locales; Mr. Ten; los que me vendieron la casa; uno de mis ex...Este es mi pequeño universo inmediato; el que me rodea todas las mañanas cuando descorro las cortinas y veo más allá de los límites del jardín.

Al llegar a este lugar a finales del 2008, estaba yo y el cielo. Nadie a mi alrededor ni límite alguno. Oficialmente en la vereda de enfrente a la  casa, comenzaba el campo, la zona rural propiamente dicha. Un antiguo quintón de finales del 1800 con un alambrado perimetral, un camino interno medio borroso que conectaba la entrada de columnatas con mi casa...o lo que había quedado de ella.

Conectarse con la casa fue una historia de un paso a paso; sentirla dormida y maltratada al principio, temerosa casi de ser destruída de una vez por todas.
De lo que era un caserón, sólo quedaban en pie dos salas; el resto había ido cayendo en el transcurso de las décadas. Sólo con los trabajos de restauración y ampliación, se lograron descubrir los cimientos de lo que una vez fue.
La primer señal que tuvimos de entendimiento, fue cuando dispuse la reinstalación de la puerta principal y una ventana, exactamente en el lugar en que originalmente habían estado. Sólo cuando se tiraron abajo los revoques internos, me topé con la alegre certeza de haber recibido de la  casa, su indicación de que ahí efectivamente habían estado. Desnudos y como fieles testigos, se revelaron los antiguos y altísimos dinteles.


De mis primeros vecinos, el que tuvo la primicia de la presentación fue el perro verde...juro que es verdeeee!!! con cola corta, seguramente perdida de una dentellada callejera;  este perro se paseaba muy respetuoso por la calle pero jamás entraba al predio. Miraba quietito lo que se iba haciendo con la casa, pero ahí quedaba. Y así sigue, silencioso e inclusive, sin instintos de canivalismo hacia mi gata.

La señora del  bastón no se dónde vive exactamente, pero la veo aparecer a paso decidido pero pausado desde "el camino real", que es el que comunica el pueblo con los campos. Llueva, haga calor, con viento o sin él, con sus enormes anteojos y pañuelo de seda en la cabeza; toooodos los días hace el camino desde su casa a algún almacen cercano...siempre regresa con alguna bolsa que supongo debe ser con comida. La he saludado, pero no responde. Casi en estado catatónico, a lo sumo hace una leve inclinación de cabeza. Estoy hablando de hacer este camino de cerca de un kilometro de ida y otro de vuelta, todos los santos días. Le calculo unos 80 años y le admiro las ganas.
Seguirá esa rutina para asegurarse que todos sepamos que algo le pasó cuando esa maratón se interrumpa? una forma de decir "acá estoy, existo"?

El sr. que camina, es un vejete de lo más activo y pareciera ser, de la misma madera que la sra. del bastón. Sin importar las circunstancias climáticas, todos  los días entre las 6.30 y  las 7 de la mañana, lo ves muy deportivo caminando con su MP3 conectado. A ese le inventado un ataque al corazón que lo hizo recapacitar con respecto a su salud. Nada mejor que un buen susto para cambiar los hábitos. Debe estar felizmente casado con una matrona que cocinaría delicias pero que ahora se debe ver reducida - y liberada?- a hervir verduritas todo el tiempo.

Monsieur Ospil recibe el nombre por el logo que tiene su camioneta. En realidad son las siglas de la obra social que agrupa a los tamberos; y a falta de mayores datos, así lo bauticé. Fue el que primero construyó su casa en este pequeño mundo de cuatro manzanas. En tiempo record levantó las paredes, techó, hizo un pequeño muro en la entrada y plantó arbolitos. Aún no se mudó ya que está terminando con la obra. Es el más correcto y educado; cada vez que pasa, saluda con una sonrisa.
Estuve todo el año con la idea de que tendría muchos amigos, ya que constantemente venía con gente a ver los avances de la obra. Pero más allá de eso, no adelantaba. Hace unas semanas supe que se apellida Di Doménica, que está casado y  tiene un hijo de dos años...considerando que debe tener unos 50 años, la mujer debe ser más joven...o sea divorciado o un solterón caZado.

Los chicos " de Buenos Aires", con ese RAgayDAR que uno tiene; definitivamente son una parejita que han comprado para construir su pequeño refugio fuera de la ciudad. Fue verlos y saberlo y no por ropa o plumas; sino porque "el amor se sentía en el aire"...que tierno, no?

Pegado a ellos, está el policía; que compró el lote muy ilusionado de fundar allí la casa de la familia que conformaría. Se casó sin tener un ladrillo sobre otro; y no hizo falta, ya que la mujer lo abandonó al mes. Pero bueno, el corazón queda marcado pero sigue latiendo; así es que celebré desde la lejanía cuando comencé a ver que estaba iniciando las mejoras. Es un corazón recuperado por lo menos.

Lo de uno de mis ex y Mr. Zunga, el perro que se rie y Mr. Ten lo cuento más adelante, que no quiero ser un pelmazo...ya suficiente con haber quedado como un chusma de cuarta.

Ser "uno más" en las grandes urbes, en principio puede resultar liberador; nada se de vos y vos nada de mí, así  es que hagamos lo que queramos que total nadie nos ve. Con el correr del tiempo, esa sensación me ha agobiado. Puede que por uno hecho cualquiera o lentamente, desde adentro surge esa necesidad de reconocerte y reconocer la existencia de ese otro, que respira y vive a tu lado. Luego de haber vivido en una Ciudad de Anónimos durante tantos años; la simple observación de estos personajes, me estimula.
Es una forma de ubicarme y ubicarlos en el mapa de esta vida; que por siglos se construyó basamentada en el entretejido infinito de historias de gente de la que nada sabemos.
Por ser personas, nos merecemos unas líneas. 

4 comentarios:

Virto dijo...

Y en esta entrada la cara contraria de la moneda. Cuando hablabas de ese bar, comentabas como todos saben de las vidas de los demás en los lugares pequeños. Sin embargo aquí nos hablas de la parte buena, de como la gente tiene cara e historias detrás, unas más conocidas y otras menos, de como es posible la solidaridad entre gentes (y perros) que no son del todo conocidos pero que están ahí cerca, al lado.

Espero a que hables de los personajes que faltan.

Duc de Charlus dijo...

Es obligación acá el saludo. En mis caminatas por ejemplo, si te cruzás con un@ complet@ desconocid@; es VITAL saludar con un "buenos días" y un saludito a la francesa (inclinación de cabeza). Siempre esto me da gracia ya que me recuerda la escena de Lo que el viento se llevó, en que los protagonistas salen a pasear con Bonnie recién nacida: "Good morning Mr Buttler, good morning Scarlett"...me encanta eso de trasladarme a otros tiempos por el simple uso del saludo con tiempo. Ahora sí, gracias por leerme todos los post de una sola vez; lo tuyo en verdad es la paciencia! jajaja besos

Alforte dijo...

Después de leer este post si voy de visita a ese lugar ya me sentiré como en casa, como bien apunta Victor es el reverso luminoso a los maliciosos comentarios que se hacen con nocturnidad en los bares de ambiente.
Bsote

Duc de Charlus dijo...

Sí que son cansadores esos comentarios de los que hablás mon cher Alforte...; aunque debemos reconocer que en muchas ocasiones hemos sido generadores de esos comentarios o receptores muy risueños. jajaja
La casa te espera cuando quieras; pero que sea en primavera-verano, que sino, no me dejarás fumar adentro!!! besos!